¡SÉ TÚ MISMO!

Saber quiénes somos implica conocer nuestros deseos. El deseo nos constituye como personas, nos diferencia de los demás. Hay muchas personas que viven pegadas a lo que quieren otras personas, esto les evita enfrentarse a la frustración porque como no son ellas las que eligen, las equivocaciones son de los demás, porque “yo hice lo que tú querías”. Sin embargo, esto no deja de ser trampas mentales porque no estar en contacto con nuestros deseos y lo que queremos para nuestra vida, nos aleja de nosotros mismos y uno puede entrar en una situación de falta de reconocimiento propio y apatía. Esto es importante fomentarlo desde la niñez, dejando desear a nuestro bebé, no darle de comer antes de que tenga hambre, no arroparle antes de saber si tiene frío, etc.

La vida desde el nacimiento es un continuo aprendizaje y aprendemos si lo necesitamos. Si damos todo al bebé, niño, adolescente, estamos impidiendo que sea capaz de saber lo que necesita, hemos taponado su deseo y eso crea niños y futuros adultos apáticos, sin saber lo que quieren, lo que les gusta, en definitiva, sin deseo consciente. Gracias a que desea comer, el bebé llora, y en ese llorar aprende que para comer hay que llorar, y ese es el principio de todo psiquismo. En esos primeros momentos el bebé ya empieza a crear conexiones a nivel cerebral, empieza a relacionarse y entender el mundo. El mundo no es una madre omnipotente que nos lo da todo, esa es una fantasía infantil que hay que ir abandonando si uno quiere entender la vida. La vida supone relacionarnos con la frustración y si no fomentamos esto desde nuestros bebés, serán niños y futuros adultos dependientes, inseguros y tristes. Porque no hay nada que nos ayude a crecer o madurar que saber las limitaciones de la vida, que uno no lo puede tener todo. Gracias a esto, podemos convertirnos en seres creativos, usar nuestra creatividad. Si pensamos que las cosas sólo se pueden hacer de una manera y de esa manera no es posible, podremos optar o, por empeñarnos en esa vía y quedarnos frustrados, o aceptar la realidad y buscar otras alternativas, ahí nuestra creatividad se pone en marcha y nos ayuda a crecer y madurar.

Si queremos ser adultos sanos tenemos que aprender a relacionarnos con la frustración y las limitaciones de la vida. Cuando una persona acepta esto, ya no vive frustrado. Ya no hay miedo a ser uno mismo.

BELÉN ALONSO MUÑOZ

Psicoterapeuta