CULTIVANDO NUESTRO JARDÍN INTERIOR

Que nuestra mente controla nuestra biología es algo que pocas personas, por no decir nadie, cuestiona ya. Pero ¿cómo lo hace? Hay muchos casos en donde podemos ver esta relación estrecha pero sin duda hay dos fácilmente reconocibles por cualquier persona y que crean una situación biológica diferente en nuestro organismo. Una es cuando nos enamoramos y otra cuando vivimos una experiencia de mucho estrés continuado.

Cuando nos enamoramos, nuestro cerebro segrega unas sustancias (entre ellas la dopamina) que se asocia con el sistema de placer del cerebro. Esta sustancia es la responsable de querer realizar ciertas actividades porque incrementa la energía, disminuye el sueño y apetito y nos mantiene concentrados en el ser amado, entre otras cosas. Si por el contrario estamos sometidos a una situación de mucho estrés, nuestro cerebro segregará una sustancia muy diferente a la de una situación de amor, la hormona del estrés, que impide el crecimiento del organismo y por tanto la regeneración de las células que mueren cada día. Las hormonas del estrés también hace que nuestro organismo cierre todo aquello que gasta energía y nuestro sistema inmunológico gasta mucha energía. Por eso cuando estamos enfermos, nos sentimos muy cansados, porque nuestro sistema inmunológico está gastando esa energía para combatir los agentes extraños en el cuerpo. Esto es fácilmente comprobable por cualquiera de nosotros que haya pasado una situación de mucho estrés, en el trabajo, por una situación personal difícil, etc. Cuando esta situación pasa y percibimos que el peligro ya pasó, es cuando aparece la enfermedad porque esa situación ha estado mermando la capacidad del sistema inmunológico.

Nuestro organismo no entiende de realidad, la única realidad para él es la que le transmite nuestros pensamientos y la percepción que tenemos de las situaciones. Por eso se habla de que no existen situaciones traumáticas sino percepciones traumáticas. Podíamos decir que nuestro cuerpo es como un jardín, depende de cómo lo cuides crecerán flores maravillosas o malas hierbas. Si en nuestro jardín plantamos pensamientos negativos eso es lo que crecerá, eso es lo que se manifestará en él, pero si aprendemos a cuidar el jardín, elegimos las flores y plantas que queremos que habiten en él, sin duda elegiremos aquellas que nos hagan sentir bien. Pero lo primero es saber que podemos cultivar nuestro jardín mental, que tenemos esa capacidad para crear situaciones diferentes que promuevan nuestra salud psíquica y por tanto física.

Como decíamos, nuestra percepción e interpretación del mundo controla y determina nuestra biología, nuestro organismo y su funcionamiento. Ahora sólo nos queda seguir trabajando en ese sentido para que los únicos tratamientos que se planteen como solución no sean los que reparen sólo el cuerpo físico, sino también es necesario que se instauren otras premisas en nuestra cultura para concienciar a las personas de que antes de que la enfermedad se manifieste en lo físico, previamente algo ha pasado en nuestra mente. Pero es curioso cómo sabiendo esto y demostrado científicamente todavía la salud de cualquier persona pase por ir al médico exclusivamente. Un tratamiento médico es imprescindible cuando la enfermedad ha llegado a lo físico pero si no va acompañado por un tratamiento de cura emocional y psicológica, no iremos a la raíz del problema.
La enfermedad siempre tiene algo que contarnos y enseñarnos, y entre otras cosas nos obliga a muchos cambios. Los cambios más importantes tienen que ir en este sentido, en poder ser dueños de nuestra vida.

BELÉN ALONSO MUÑOZ

Psicoterapeuta